En 2017, Bee Balm nació de las experiencias de su fundadora Sam buceando en un océano lleno de plástico y de su frustración por la falta de alternativas accesibles sin plástico en el mercado. La misión se basa en la experiencia agrícola de Sam, que cultivó su amor por los polinizadores y le dio una perspectiva de primera mano sobre los efectos del cambio climático en los polinizadores y, por extensión, en la seguridad alimentaria. Los productos Bee Balm son una línea libre de plástico para el consumidor consciente. Cada bálsamo se vierte a mano en pequeños lotes y el empaque es 100% compostable. Cada año, Bee Balm dona el 5% de las ganancias netas a organizaciones benéficas a favor de los polinizadores.